El pasado 30 de abril tuvo lugar en San Francisco la F8, la reunión de desarrolladores de Facebook que congregó a más de 1.700 creadores de aplicaciones de la plataforma, un magno evento donde Mark Zuckerberg aprovechó para desvelar el nuevo rumbo que Facebook ha tomado y que no es otro que el del mobile.
El enorme calado del anuncio ha llenado la blogosfera de análisis e interpretaciones de lo que nos espera a nivel de plataforma y negocio con Facebook, pero al margen de esto, es interesante destacar la manera en la que tanto Mark Zuckerberg como sus colaboradores dieron sus respectivos Key Notes o presentaciones principales.
Siguiendo el estilo de Steve Jobs, de una forma buscada o natural (creo que natural), Zuckerberg ha acuñado su propio vestuario, compuesto de camiseta gris y jeans, vestimenta que repite casi siempre en sus apariciones públicas.
Un aspecto positivo de Mark a la hora de presentar sus contenidos es su fresca juventud y la genuina expresión de niño ilusionado en todo lo que explica.
A diferencia de Jobs, eso sí…
- Mark parece levemente nervioso e inseguro del discurso en muchos momentos
- Lee frecuentenemente las pantallas de soporte que tiene situadas en la parte frontal inferior, lo que le hace perder naturalidad y espontaneidad
- Su mano derecha sostiene un micro negro de grandes dimensiones durante todo el tiempo, lo que le resta plasticidad y expresión escénica
- Hace pausas para retomar el hilo de su discurso
- Cuando anuncia algo que considera relevante o digno de aplauso, espera esa reacción del público, que se da de forma espontánea sólo en un tercio de las ocasiones y nunca de la manera sonora ni emocionada que él desearía
A la hora de dar la palabra a sus colaboradores
- Éstos tampoco dominan la escena
- Se les ve nerviosos
- Proyectan cierto aspecto de principiantes frente a los focos y la multitud
¿Por qué este análisis?
Porque estamos hablando del líder de la mayor red social del mundo, con más de 1.250 millones de usuarios. Es decir, el hecho de ser el CEO de la mayor red social, no te confiere de manera automática el carisma y la capacidad de llegar a tu público, de comunicar con efectividad y de emocionar a tus seguidores.
En eso, Steve Jobs fue un absoluto maestro, empático, magnético y líder hasta el punto de convertirse en un semidiós para sus seguidores, parte del resto de la industria y de los fans de la tecnología. Jobs prestaba especial atención y ensayaba una y otra vez hasta el más mínimo detalle de sus presentaciones.
Además, supo contagiar a sus colaboradores para que, con su propia personalidad, mantuvieran el tono y la energía del evento durante todo el acto, siendo las transiciones entre unos y otros impecables.
Aquellos que disfrutamos del estilo de Jobs, no podemos evitar añorarlo cuando vemos al principal actor de las redes sociales en escena y concluir –con nostalgia– que Mark Zuckerberg, no es Steve Jobs.